Cuando era pequeña, Lara solía dormir aterrada con la idea de convertirse en la presa de mortíferos vampiros. Más tarde, bajo la influencia de Bram Stoker y Anne Rice, comenzó a preguntarse si su miedo no podría ser en realidad una cosa distinta: un secreto deseo por caminar en un mundo más oscuro, por vivir un peligroso y sensual sueño con un hombre seductor y con poderes preternaturales. Es esa misma mezcla de dolor y deseo la que estimula sus historias hoy en día.
Lara vive con su marido en Nueva Inglaterra, rodeada de cementerios, comodidades urbanas y la interminable inspiración del melancólico Océano Atlántico.