Nació con la marca de los elegidos, la cicatriz del guerrero. Con trece años, Alejandro ya había sido instruido en las artes y las estrategias militares. Ahora, con dieciséis, bajo el título de príncipe regente, debe derrotar a su primer gran enemigo. Pero la espada no sirve allá donde se extiende el reino de la magia y la brujería.