Hola, soy Muriel, la única oveja blanca en un mar de ovejas negras, y virgen además. Estoy decidida a esperar por amor, pero mi padre, comúnmente conocido como Lucifer, quiere que deje de ser una vergüenza. Espero que el cachas que conocí en mi bar resulte ser el que estoy buscando, el que haga que solo con mirarlo se me derrita el estómago como malvaviscos sobre los carbones del infierno, pero es difícil confiar cuando parece que todos se te acercan para tratar de matarte.
No solo tengo que soportar un caso extremo de lujuria, hay una nueva amenaza en el infierno, una que mi padre me dice que ignore. Más fácil es decirlo que hacerlo dado que a cualquier lado que vaya hay demonios tratando de matarme. Pero estoy bien con eso, porque si algo he aprendido siendo la princesa del infierno es que en ocasiones hay que hagarrar al demonio por sus cuernos y darle un par de bofetadas.
Una rebelión en el infierno, demonios asesinos y besos abrasadores, ¿podría mi vida volverse más interesante?