Y también la nuestra.
El mayor logro que Ben ha conseguido hasta la fecha como escritor ha sido redactar libros para famosos sin llevarse crédito por ello. Pero eso podría estar a punto de cambiar, y solo una persona se interpone en su camino: el capullo de Logan Reyes.
Ben lo tiene claro: el exparticipante del reality Un príncipe americano es un cretino egocéntrico sin remedio. Y ahora él tiene que transformar sus aventuras televisivas en un relato digno de ser leído. Trabajar juntos no será fácil, sobre todo cuando entre ellos saltan chispas cada dos por tres. Pero Ben necesita a Logan para prosperar como escritor, y Logan le necesita para limpiar su imagen. Lo que Ben no sabe es que lo que se ve en televisión no siempre es verdad, y la realidad puede ponerlo todo patas arriba... incluso su corazón.
Algo tenía este libro que me decía que me iba a gustar. Quizá fuese lo colorido de la portada o la fuerza del título… Pero lo cierto es que no necesité buenas opiniones para añadirlo a mi lista de la compra (aunque un par de estas agilizaron la gastación jajaja).
Nuestro único narrador en esta historia es Bennet, un chico de un pequeño pueblo de Kansas que lleva años en Nueva York, intentando cumplir el gran sueño, como tantos que lo rodean. En su caso, su objetivo es conseguir publicar sus obras en una editorial y vivir de ello, de su pluma. ¿La realidad? Ninguna editorial le han dado aún su oportunidad, y lo único que ha conseguido es publicar varios libros mal pagados que, en realidad, los firman otras personas ya que él solo es su escritor fantasma.
—Llevas siglos lloriqueando porque Julia no quiere leer tus manuscritos a pesar de que eres el mejor escritor fantasma de la editorial, blablablá. Ahora te va a pagar una pasta por hablar con un buenorro y poner su vida por escrito. Y encima vas a ser el autor oficial del libro. —Hace una pausa y me mira, expectante. Su rapapolvo no se parece en nada a una pregunta, pero de todos modos asiento—. Tu crisis, mi amor, es que no sabes ser feliz.
Me encanta primero que se meta esta figura en la novela. Creo que en el ámbito hispanohablante mucha gente no es consciente de lo habitual que es esta figura (y los que saben que existen se creen que solo están para las novelas de los famosetes a los que publican un libro por su fama y tirón).
Pero entonces llega la gran oportunidad de Ben: escribir la biografía de Logan Reyes, ¡con su nombre en el portada!, y si esta tiene éxito, publicar sus propios manuscritos.
¿El problema? Logan Reyes es un capullo.
¿Qué puedo decir de Ben y de Logan? Tienen una química brutal, y no me refiero a la atracción sexual. No. Desde su primer encuentro y tropiezo en la cafetería, los tira y afloja entre ellos son habituales y muy divertidos. No solo se lanzan pullas y dejan claro que no se aguantan, sino que además a veces cruzan los límites y entre faltadas y momentos de vulnerabilidad ambos se van conociendo de formas que ninguno anticipaba tras su primera catastrófica reunión.
Él ya se está alejando, pero se gira el tiempo justo para lanzarme un beso irónico y decir:
—Por eso odio que el fotógrafo me llame Reyes. Solo me gusta cuando le dices tú.
En esta comedia romántica no solo se explora un enemies to lovers ligero y predecible (sí, no os voy a mentir, hay muchas cosas que entre el título y demás se ven venir, pero es de esos casos en los que te da igual. Tú sigues leyendo, absorta y enganchadísima, para ver cómo se suceden las coas entre ellos y alcanzan su final feliz), también nos metemos de lleno en la hipocresía y en la superficialidad del mundo de la televisión.
Con Logan, pese a que no narre desde su punto de vista, y también a través de los ojos de Ben, vemos la cara más fea de la televisión. Esa que todos sabemos que existe, pero que muchos parecen obviar ya sea consciente o inconscientemente. ¿Alguien se cree que los realities sean verdaderos? ¿O que los famosos se muestran tal cual son ante el público y no la versión aceptable que sus fans quieren que sean?
En ese momento me doy cuenta de lo bien que conozco a Logan Reyes.
No me hacía falta sobornar a nadie para descubrir sus «secretos». Solo tenía que quitarme la venda que yo mismo me puse sobre los ojos para no ver al auténtico Logan. Ahora lo tengo aquí, frente a mí, más nítido que mi propia imagen en el espejo. Lo conozco tan bien que, aun cuando acepto su mentira y le doy las buenas noches, sé que acabo de vivir nuestro final.
Es una historia que, sin resultar pesada, critica una situación real que no solo nos vende una imagen ficticia del amor y de la realidad, sino que además invisibiliza a todos aquellos que se salen del patrón establecido y que, si quieren hacerse un hueco en el mundillo, tienen que ocultar quiénes son realmente.
Y entre tanto, el romance se va cociendo a fuego lento, mientras Logan y Ben pasan de ser dos personas muy diferentes llenas de prejuicios a dos chicos que se entienden, se apoyan y se gustan. Todo esto rodeado de personajes secundarios maravillosos como los amigos de Ben (¡menuda pandilla!), su excéntrica jefa y, en menor medida, las familias de ambos.
Es una novela corta, ligera y que se lee en un suspiro (literalmente me lo he leído en un día, y es que los capítulos vuelan ante tus ojos y no puedes parar de leer). Mi primera incursión en la pluma del autor y me ha gustado mucho. Ya tenía sus anteriores libros en mi lista de deseos aunque estos son de fantasía, ya que esta es su primera comedia romántica, y ahora me quedo con más ganas de descubrir su pluma en otro género y ver si me convence tanto como me ha convencido con este.
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