Un pedacito de ti

Hadley es consciente de cómo la ven: joven, madre soltera y, por si eso fuera poco, embarazada. Sabe que cada vez que miran a su hija Lucy piensan que fue un error. ¿Por qué si no la tendría tan joven? Pero no podrían estar más equivocados… Por suerte, entre ser madre, trabajar y terminar su último año de Enfermería, está demasiado ocupada como para dejar que las opiniones de los demás la afecten, o eso pensaba ella hasta que un chico lleno de tatuajes y demasiado juzgón se muda a la casa al lado.

Elijah vuelve a su pueblo natal y se encuentra viviendo al lado de una madre soltera. No puede evitar crearse una opinión sobre ella, su vientre redondo, la incapacidad de su hija de dejarlo en paz, las ojeras bajo sus ojos y sus pintas desaliñadas… No le cae bien, ni ella ni esa pequeña criatura.

Pero el roce hace el cariño y, tras varios encuentros, una extraña relación de amistad va surgiendo entre ellos.

Aunque son solo amigos, ¿verdad?

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Disponible en Kindle Unlimited (en inglés)

Cuando vi la portada me llamó la atención por lo sencilla, florida y clara que es, aunque con lo neutra que es tampoco te haces una idea de qué tipo de historia puede esconder tras ella.

Admito que esta historia decidí leerla cuando una amiga me contó un poco los clichés generales que tocaba. No tenía mucha referencias porque la verdad es que no he visto a mucha gente leyendo este libro en redes, pero como acaba de pasar por una lectura muy intensa de esta que te dejan con el corazón revuelto y ganas de releer el libro, y este título prometía ser ligero y entretenido decidí darle una oportunidad.

Había asumido que si una persona respondía «sí» a más de una opción —«sí» a la parafernalia de la familia, los hijos y un perro—, tenía una vida deprimente. Veía el cansancio arrastrarse por sus caras mientras perseguían a los niños por las tiendas. Era indiscutible. Nadie podía hacerme cambiar de opinión.

A rasgos generales diré que entretiene y es fácil de leer. Es corto y no llega a aburrir y esa es la razón principal por la que no dejé la lectura a medias.

Para mí la historia tiene muchos problemas. O más que la historia, la ejecución. Prácticamente ningún personaje me parece que actúe acorde a la edad que supuestamente tiene:

Hadley y Elijah son los dos protagonistas. Ella, madre soltera de 21 años, y él, su nuevo vecino de casi 30. Curiosamente según iba leyendo no podía dejar de imaginármela a ella con una mujer de entre 25 y 35 años, una mujer adulta, con amplia experiencia en la vida y muy madura. No se comporta en absoluto como una persona de 21 años. Es cierto que es una edad muy voluble, y más aún si tenemos en cuenta que tiene una niña de cuatro años, por lo que sus experiencias vitales no son semejantes a las de sus compañeros de 21 años, pero aún así se comporta tan poco como una persona joven que resulta chocante. Más aún cuando la comparamos con Elijah, con quien sucede justamente lo contrario: a sus casi treinta años se comporta como un guerrero de veintipocos. Y no me malinterpretéis, Elijah es, sin duda alguna, lo que hace que el comienzo de esta historia sea tan divertida y descabellada de leer. Pero eso no quiere decir que a la larga no sea un poco cansino que siempre sea tan... Infantil o inmaduro no son las palabras, pero es verdad que le falta conocimiento básico de la vida que una persona de 30 años debería tener.

No podía tener más de tres años y, sin embargo, ¡estaba ahí completamente sola y robándome mis malditas patatas!
—¿Y si me das esas Funyuns? —le pedí amablemente.
Ella bajó la mirada hacia la bolsa que tenía en sus manecitas —eran mías— y volvió a levantar la mirada.
—No. Consigue tú las tuyas.
Y se giró para irse.
—¿Dónde están tus padres? Las mierdecitas como tú no deberían andar solas por ahí incluso si se están convirtiendo en ladronzuelas desde tan pequeñas.

Y para rematar el tema esta Lucy, la niña de 3-4 años de Hadley. Y ya os digo yo que esta niña no tiene esa edad. Cualquiera que tenga niños pequeños a su alrededor os puede decir que una niña de 3-4 años no se expresa como lo hace esta niña. Y si ya decía que la edad de Hadley es voluble, esta edad todavía más porque las diferencias en el desarrollo y la madurez de distintos niños a estas edades son más notorias... Pero todo tiene un límite. Y Lucy acaba siendo una mezcla entre los momentos en los que sí se comporta como una niña acorde a su edad y los momentos en los que de repente parece que tiene siete años aproximadamente.

A todo esto se le suma que la historia es bastante insulsa. Es predecible y sencilla, lo que no tendría por qué ser negativo en sí mismo, pero como los personajes tampoco me estaban cautivando...

Era increíble lo rápido que una persona maduraba cuando alguien destruía tu fantasía. Descubrí rápidamente que el Príncipe Azul tan solo era un sapo, que el primer amor era una estafa y que el amor solo existía con mis padres y hermana.

El romance entre estos dos es bastante normalito, a falta de una mejor palabra para expresarme. Las cosas son una extraña mezcla entre precipitadas y demasiado lentas. ¿Cómo es esto posible? os estaréis preguntando. Básicamente, por parte de Elijah las cosas son demasiado rápidas, pasa de ser el típico hombre malote que no quiere tener nada que ver con la familia ni los niños a estar prendado de una madre soltera a la que apenas conoce si no de vista y de sus hijos. Y el principio es divertido y tierno ver el cambio de actitud tan radical en él, pero según las páginas van avanzando se vuelve aburrido.

Entre ellos no hay tensión ni lógica. No hay nada que me haya hecho entender por qué se enamoran, la tensión sexual brilla por su ausencia y tienen cero química. Las cosas entre ellos se desarrollan sin sobresaltos teniendo en cuenta que desde el principio puedes saber lo que va a suceder, y aunque volvemos al tema de que no aburre e incluso tiene momentos interesantes, si llega a ser algo más largo lento de leer habría acabado en mi lista de libros abandonados.

—Siento eso. —Me pasé las manos por el pelo y fruncí el ceño—. Sí que es cierto que he hablado un poco de vosotras. De alguna manera tu hija se ha colado en mi círculo —admití—. No está tan mal para ser una niña.
Hadley rio.
—Me alegra ver que tu opinión sobre los niños ha cambiado.
—Tampoco te pases. Solo me gustan tus niños.

Y me da mucha rabia quedarme con esta insatisfacción, porque es una historia que tiene todos los elementos que a mí me encantan en un buen romance. Diferencia de edad, madre o padre soltero, por los opuestos, un tatuador sexy, niños pequeños encantadores... Y, sin embargo, no me ha terminado de gustar.

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