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"La distancia entre tú y yo" fue una decepción. La idea central, junto a su protagonista masculino, me gustaron, pero el caos de las subtramas me dejaron con una sensación agria. Pese a todo, con una previsión de tarde de sofá y tele, lo que me apetecía era otra historia de corte West. Revisé mis opciones y barajé leer este o A tu lado, pues ambos tenían sinopsis prometedoras.

Este libro resultó toda una sorpresa. Esperaba que me gustara pues, como os digo, la autora tiene un estilo que me gusta mucho y escribe ese tipo de historias suaves y frescas que no suele fallar (como cuando no sabes qué película ver y eliges una comedia romántica o una de acción... Acierto seguro en cuanto a entretenimiento).

—¡Espera! No los toques. Aún no hemos llegado.
—¿A dónde? —Estábamos en la base del camino. Señalé la cima—. ¿Qué? ¿Me harás hacer senderismo?
—No es senderismo. Es una caminata de cinco minutos.
—Senderismo es cuando tienes que caminar por una colina durante cierta cantidad de tiempo. Por lo tanto, esto es senderismo.

Me ha encantado la relación entre Cooper y Abby, me ha resultado exquisitamente frustrante que él solo la vea como una amiga e incluso la anime a salir con chicos. ¿No estáis cansadas de esos amores no correspondidos en los que es evidente desde la primera página que sí que lo es? En este caso vemos que ambos están muy unidos, pero los sentimientos de Cooper son confusos y, en ocasiones, incluso me hizo dudar: ¿sería posible que la autora decidiese romper con la estructura establecida y nos sorprendiera con un giro inesperado? No diré si lo hizo o no, lo tendréis que descubrir vosotros... Pero el echo de que quepa duda ya me gana.

—Hasta que te fuiste, hasta que te llevaste lo que era realmente mi felicidad, no me di cuenta de que el amor era esto.

En esta ocasión, los personajes secundarios suman a la trama, en vez de restar. El abuelo Dave es un absoluto encanto y una fuente de ánimos y apoyo para su nieta. Su padre, militar en zona de guerra, si bien aparece poco nos regala algunas interacciones muy divertidas y dulces entre padre e hija y, si acaso, diría que el personaje más flojo es la madre.

Ella me ha producido un mix de emociones dispares. Por una lado es una madre de 10, divertida, atenta y confiable. Pero por otro, tiene un problema que roza la agorafobia y ahí se va todo un poco a la mierda. El problema con esto es lo poco desarrollada que está esta premisa... Y se queda un poco como de relleno para aumentar el drama en un punto concreto.

Tenía miedo al cambio. Decía que quería tratar de crecer y cambiar, pero en verdad todo lo que hacía llevaba a que las cosas siguieran exactamente iguales.
Cuando me enfrentaba a un cambio, pisaba los frenos.

La historia en sí es muy Kasie West. Tiene personajes dulces, con una buena relación, interacciones divertidas y una narración que lo vuelve todo más ameno, más ágil y entretenido. Es una historia desenfadada y poco compleja, sin demasiados giros que compliquen la trama. Ese es la seña de identidad de la autora, pero, para mi sorpresa y lo que realmente me ha ganado en este libro, ha sido el clímax del drama. Cuando Abby lo manda todo a la mierda y dice: ya está bien. ¡Lo que me gusta cuando los personajes que sufren amores no correspondidos se plantan de una vez por todas! Esta parte me ha parecido mucho más emocionante e intensa de lo que estoy acostumbrada con la autora, así que ha sido una muy grata sorpresa.