Mi primer acercamiento con esta autora ha sido satisfactorio. He encontrado aquí una historia entretenida que me ha mantenido atrapada por su ritmo ágil y prosa ligera.

Abril es una mujer que ama su rutina. Se casó joven y es feliz junto a su marido y su hijo de cinco años. Pero lo que creía que era una vida perfecta y una relación sólida se rompe de la noche a la mañana y su mundo se viene abajo. De pronto tendrá que aprender a vivir de forma diferente, a volver a vivir y descubrir el mundo bajo una perspectiva hace tiempo olivdada.

Su historia está dividida en dos partes y si bien la primera me ha parecido un no parar de sucesos, la segunda se me ha hecho un poquito más cuesta arriba y me ha resultado demasiado repetitva. En esa primera parte vemos cómo la vida de nuestra protagonista se derrumba, pero también descubrimos a Maura y a Susana, sus dos mejores amigas, que tienen historias propias que contar aunque de forma mucho más pasajera. Es aquí donde, durante una fiesta de cumpleaños, Abril conocerá a Óscar, un joven de 27 años que le ayudará en su transición y le hará ver las cosas bajo un nuevo prisma.

He de decir que esta primera parte se lee sola por la agilidad de la historia y porque no dejan de suceder cosas, pero que no he terminado de conectar con los personajes. He logrado comprender a Abril y su debacle emocional, ya que su matrimonio se rompe para ella de la noche a la mañana y no es fácil conciliar con algo así… Llega un punto en el que para poder seguir adelante necesitas respuestas y poner en orden tus emociones, y eso es claramente complejo. En este sentido Pedro me ha parecido que está muy bien definido también. Óscar, por su parte, es un personaje agradable pero excesivamente perfecto para mi gusto.

Lo que más me ha chirriado es todo el asunto de la diferencia de edad. Vale que Abril es una mujer con 39 años y que la diferencia de edad entre ella y Óscar es de 12 años… Puede parecer mucho (para muchos lo será, yo por razones propias tengo este tipo de relaciones bastante normalizadas y creo que si bien la edad es un factor a tener en cuenta, no ha de ser definitorio), pero resulta cargante la actitud de Abril y sus constantes comentarios de que es un bebé, un adolescente, que si es maduro para su edad… Vamos a ver, que tiene 27 años, no 17. Es una persona adulta, con vivencias a sus espaldas, un trabajo y una vida propia. Puedo entender la reticencia inicial, pero no que este tema se alargue a lo largo de todo el libro cuando Óscar está representado como alguien mucho más maduro que la misma Abril.

La segunda parte, como os digo, resulta algo tediosa. La primera mitad de la misma es un constante repetir de lo mal que están las vidas de nuestro trío de amigas, de que están en un impás, con problemas que no consiguen solucionar. Capítulo tras capítulo la misma cantinela y lo cierto es que no aportan nada a la historia. Pasamos de capítulos que son un no pasar de sucesos a un stop abrupto hasta que vuelven a pasar cosas y termina la historia.

Con todo, el conjunto de la historia me ha gustado. Me han convencido más los personajes secundarios (creo que Maura es el personaje más realista de todos, con su desparpajo y su descaro pero con esa parte vulnerable que la hace caer ante Roberto), pero me gusta el mensaje de que nunca es tarde para vivir, para descubrirnos a nosotros mismos y para cumplir nuestros sueños. No es fácil seguir adelante cuando la vida te da un revés, pero con esfuerzo y ayuda de los que nos rodean se puede.