Esta era la historia que necesitaba en este momento, ligera, fácil de leer y sin excesos de complicaciones, aunque no por ello simplona.

Siendo un retelling de Grease, sabes cómo irán las cosas, el tipo de personajes que te vas a encontrar y más o menos los conflictos que tendrá que superar nuestro protagonista. Con todo, la autora le da un girito a algunos personajes para hacerlos diferentes al original, sin por ello perder la esencia.

No solo estamos ante un retelling gay de Grease en el que, como Sandy Olsson y Danny Zuko, Ollie y Will se conocen durante las vacaciones de verano y pasan unos días maravillosos el uno junto al otro, hasta que inevitablemente llega la vuelta a la realidad... Y con ello la despedida. Pero como Sandy, Ollie tiene que mudarse junto a su familia... reencontrándose de forma inesperada con su amor de verano.

No podían faltar, por supuesto, las nuevas amigas de Ollie: Juliette, Niamh y Lara, que nos recuerdan en ciertas facetas a sus originales de la película, y que cuentan sus propias historias aunque de forma más superficial. De las tres, Lara es la que más foco de atención obtiene, como Rizzo en cierta forma. Lara y Rizzo comparten su fachada de duras y malas a modo de escudo protector hacia la vida, pero al tiempo se distancian en los demás aspectos de sus tramas, que acercan a Lara a una era más actual y a la temática LGBT de la historia.

Juliette y Niamh quedan un poquito en segundo plano, un poco por estar y como para reforzar el sentimiento de amistad, lealtad y apoyo de grupo. Y es que aunque tienen también sus historias, no llegan a desarrollarse tanto como uno desearía. De hecho, creí que la trama de Niamh daría más juego y un toque de drama que al final no fue.

El grupo de los guays al que pertenece Will es, en esta ocasión, el grupo de los jugadores de baloncesto. Como Danny, Will tiene dos caras: una que muestra frente a sus colegas y otra que solo se ha atrevido a sacar frente a Ollie. El verano en el largo, donde se conocieron, es para Will algo nuevo y aterrador al mismo tiempo. Asumir su sexualidad y pensar en contárselo a los que conoce de toda la vida no es fácil, y cuando Ollie aparece de pronto en su instituto se encuentra dividido entre dos aguas.

Y en esto la trama de tía Lydia es muy importante. Una trama que pone en valor lo efímero de la vida y la necesidad de vivir cada momento sin arrepentimientos. Esta parte le da un toque dramático y emocional a la historia que le va muy bien, porque hace que el conjunto quede más completo.

En lo que a la edición se refiere, la corrección peca de mantener algunos errores considerables y muy tontos. Son errores de confundir una letra por otra, en algún momento el género o incluso de no borrar espacios entre palabra y puntuación. Son cosas que no afectan a la lectura, pero que son constantes y que captan la atención del lector. Me ha sorprendido porque eran muchos, pero bueno.